sábado, 28 de agosto de 2010

Extraña

Te sentí extraña en cada beso… muñidos de soledad y sin más que silencios, eras la misma que me abrazaba trepada a mis espaldas, y sin embargo algo ha cambiado: tu piel ya no trasmite la misma timidez. Tus ojos ya no inspiran lo suficiente las palabras de mi corazón. ¿Será porque en este invierno esos soles no han salido para algunos? Te fie más de una corazonada que fueron chasquidos en tu memoria. Bajo tus manos creí que aunque el mundo hirviera, en mi interior tu perfume seguiría empañando de ternura mis pensamientos. Y así fue que cuando todos eran mitades de otros y yo… entero tal vez, deduje que ese era el precio; ¡y que ganas de pagarlo! Tantas imágenes huían de mí que decidí no ver, no alzar la mirada… solo irme… sin poder volver. Quise ser uno más pero nadie se permitió ser como yo; eran cómodos así. Ha llegado el momento de jubilar mi conciencia y enfriarme las mejillas. Jamás advertí si fue mi turno pero si que tal destino no existe, que aquella fórmula no siempre daba tristeza o alegría, amor u odio. Tal fue mi premisa, aquella que pretendió alejarse de tus travesías y esperar ansiosa desencuentros, aquella con la que sentí algo distinto… eso que es sentir.

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